El sábado 21 de diciembre, con la entrada del Sol en el signo de Capricornio a las 10:20, damos la bienvenida al Solsticio de Invierno. El solsticio de invierno marca el día más corto del año en el hemisferio norte y, al mismo tiempo, el inicio del verano en el hemisferio sur. El término solsticio proviene del latín solstitium, que a su vez se forma de dos palabras: sol (sol) y statum (estático), es decir, «sol quieto».
Este momento especial ocurre cuando el Sol alcanza su punto más bajo o más alto en el cielo debido a la inclinación del eje terrestre. A partir de aquí, las horas de luz comienzan a crecer, simbolizando el triunfo de la luz sobre la oscuridad, una idea celebrada por numerosas culturas a lo largo de la historia.
El Solsticio invita al recogimiento y la meditación sobre nuestra sombra.
Es un tiempo para reflexionar y planear el futuro, honrando el renacer y el renacimiento. Este período se asocia con colores como el rojo, verde, dorado y plateado, y se celebra con alimentos y bebidas tradicionales: vino condimentado con especias, sidra de jengibre, manzanas, el clásico pastel de tronco de Yule. También se conectan hierbas y elementos simbólicos como el laurel, el cardo, el muérdago, la canela o árboles de hoja perenne. Todo ello nos recuerda la importancia de la paz, la armonía y la luz como guía en este tiempo de introspección y renovación.
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