El reencuentro

¡Concordia parvae res crescunt, discordia maximae dilabuntur!

Mediante la concordia las cosas pequeñas crecen; mediante la desunión las cosas grandes se derrumban.

Yo tampoco creo que la distancia es el olvido, más bien al contrario en los  50 días que he estado ausente he llegado a idealizar mi rutina de los días previos a mi intervención he recordado como transcurría mi vida y en las largas horas de vigilia deseado tener una segunda oportunidad para mejorar las relaciones con mi entorno familiar,profesional y conmigo mismo. 

Afortunadamente para mi he podido saborear  no se por cuanto tiempo la oportunidad de empezar de nuevo, mejor comienzo que la sensación que experimente ayer al volver a los lugares tan añorados y encontrar entre esas paredes a todos vosotros mostrándome vuestro afecto no podía haber imaginado.

No soy utópico, me fui y he vuelto siendo realista,resisto mas relajado la sensación de intento de acoso y derribo de mis detractores, superando así el desgaste emocional que supone esa lucha constante por la supervivencia y me limito a aceptar la situación como parte de la idiosincrasia del ser humano y aunque me cuesta mucho adoptar esta actitud de resignación e impotencia ante determinadas circunstancias a mi juicio injustas, quiero poner el acento y todo el énfasis que me sea posible en que a esto me ha ayudado el pensar y comprobar que para muchos de vosotros he sido y soy una persona digna de respeto,afecto y consideración, reconociendo mi dedicación y esfuerzo continuo y continuado en el tiempo desde los años 199...

Gracias a todos los que me habéis incluso desde vuestro silencio ayudado a ser mejor e intentar superarme día a día al mostrarme vuestro apoyo y también gracias  a los que discrepáis de todo o de parte de mi quehacer diario por una y otra razón, pues sois los que me permitís ver los distintos colores del arco iris y gozar de la magnificencia de algunos y de la simplicidad de otros.

Jesús Aurelio Nicolas, nieto de Aurelio Perez