lunes, 6 de agosto de 2012




Isabel Vargas Lizano (San Joaquín de Flores, 17 de abril de 1919 - Cuernavaca, 5 de agosto de 2012),[1] conocida artísticamente como Chavela Vargas, fue una cantante de origen costarricense y nacionalidad mexicana. Se la considera una de las principales figuras de la música ranchera y fue pionera de este género entre las intérpretes femeninas.

Aunque a Chavela Vargas se la asocia a México y a su cultura, en realidad nació en Costa Rica: en San Joaquín de Flores, hija de Francisco Vargas y Herminia Lizano. Fue bautizada en la Parroquia de Guadalupe dos meses después, el 15 de julio de 1919 con el nombre María Isabel Anita Carmen de Jesús. Tuvo una infancia difícil; sus padres se desentendieron de ella, quedando al cuidado de unos tíos, y sufrió poliomielitis. En México, país del que obtuvo la nacionalidad, residió por más de siete décadas y allí falleció.




Chavela destacó en el género de la canción ranchera no solamente por su personalidad y talento, sino también porque fue una pionera. La ranchera es un género musical muy masculino y sensual, cantado generalmente por hombres con el acompañamiento de mariachis. Chavela solía cantar sola, con apenas una guitarra y voz grave, canciones normalmente interpretadas por hombres sobre su deseo por las mujeres. En ocasiones, bajaba el ritmo de las melodías. De este modo, letras y músicas de sabor humorístico se teñían de más dramatismo. Vestía como un hombre, fumaba tabaco, bebía mucho, llevaba pistola y era reconocida por su característico gabán rojo. Recién a los 81 años, en una entrevista para la televisión colombiana en el año 2000, expresó abiertamente que era lesbiana.

Chavela Vargas se trasladó a México cuando tenía 17 años y posteriormente adoptó la nacionalidad mexicana. Durante muchos años cantó en las calles hasta que a los treinta se hizo cantante profesional, de la mano de José Alfredo Jiménez, cantante y compositor de sus mayores éxitos. Cuentan que cuando Jiménez falleció, Chavela acudió a su velatorio y se desplomó llorando borracha. Cuando varias personas intentaron retirarla, la viuda de Jiménez las detuvo: «Déjenla, que está sufriendo tanto como yo».

A finales de los años cincuenta empezó a hacerse popular, en parte gracias a sus actuaciones en Acapulco, meca del turismo internacional. Allí actuó en la fiesta nupcial de Elizabeth Taylor y Mike Todd, y conoció a Ava Gardner. Trabó amistad con los pintores Diego Rivera y Frida Kahlo, por quien confesó que se sintió atraída.

Su primer álbum fue publicado en 1961 y desde entonces ha grabado más de ochenta discos. Se retiró a finales de los años setenta y regresó en 1991. Reconoció sus problemas con el alcoholismo, que consiguió superar. No volvió a beber en sus últimos veinte años y se mantuvo fuerte hasta sus últimos años. Hacía ejercicio con regularidad, levantaba pesas, y cumplidos 80 años se echó en paracaídas.

Chavela debe parte de su fama a su aparición en varias películas de éxito, bien mediante canciones suyas incluidas en ellas o incluso interpretándolas en persona. Werner Herzog la incluyó, interpretando a una nativa, en su película Grito de piedra (1991). El director español Pedro Almodóvar fue uno de sus primeros difusores y contribuyó a su arraigo popular en España al incluir canciones suyas en varios de sus filmes. Chavela apareció después en la película de Julie Taymor, Frida, cantando sus clásicos «La llorona» y «Paloma negra», y también apareció en Babel, la multipremiada película de Alejandro González Iñárritu, cantando "Tú me acostumbraste", bolero de Frank Domínguez.



 
Joaquín Sabina compuso en su honor, en 1994, una de sus canciones más conocidas: "Por el bulevar de los sueños rotos".

En el bulevar de los sueños rotos
vive una dama de poncho rojo,
pelo de plata y carne morena.

Mestiza ardiente de lengua libre,
gata valiente de piel de tigre
con voz de rayo de luna llena.

Por el bulevar de los sueños rotos
pasan de largo los terremotos
y hay un tequila por cada duda.

Cuando Agustín se sienta al piano

Diego Rivera, lápiz en mano,
dibuja a Frida Kahlo desnuda.

Se escapó de cárcel de amor,
de un delirio de alcohol,
de mil noches en vela.

Se dejó el corazón en Madrid
quien supiera reír
como llora Chavela!

Por el bulevar de los sueños rotos
desconsolados van los devotos
de San Antonio pidiendo besos

Ponme la mano aquí Macorina
rezan tus fieles por las cantinas,
Paloma Negra de los excesos.

Por el bulevar de los sueños rotos
moja una lágrima antiguas fotos
y una canción se burla del miedo.

Las amarguras no son amargas
cuando las canta Chavela Vargas
y las escribe un tal José Alfredo.


Las amarguras no son amargas
cuando las canta Chavela Vargas
y las escribe un tal José Alfredo.




La relación de Chavela con México fue agridulce; hasta edad madura no se le permitió actuar en televisión o teatros públicos y labró su fama con actuaciones en pequeños locales, siendo por tanto una figura de culto. Su éxito en España, en parte gracias al apoyo de Almodóvar, le permitió actuar en el mítico Teatro Olympia de París. Allí acudieron a verla Almodóvar y la actriz francesa Jeanne Moreau, quien aunque no sabía español le dijo a Almodóvar: «No hace falta que me traduzcas lo que dice, porque la entiendo perfectamente».

Apareció en la película de Julie Taymor Frida, cantando su gran clásico Paloma negra. Ella misma en su juventud tuvo un idilio con la pintora mexicana, Frida Kahlo. En 2003, a la edad de 83 años, se presentó en el Carnegie Hall.


En 2004, a la edad de 85 años, presentó el disco En Carnegie Hall. En estos años la colaboración de su guitarrista Luis Manuel Guarneros Marcué fue de gran importancia. Este gran guitarrista fue en su momento uno de los guitarristas mexicanos de Alfredo Zitarrosa (en el exilio). Por su maestría y gran talento Manuel Guarneros era capaz de seguir tonalmente a Chavela acompañando el estilo más que la voz.

Sus últimos años los vivió en Tepoztlán (Morelos), a las faldas del cerro del Tepozteco, con quien ella decía platicar todas las mañanas.

Durante 2009, con motivo de su 90 aniversario, el Gobierno de la Ciudad de México le rindió un homenaje nombrándola ciudadana distinguida. A este evento concurrieron, de manera presencial y a través de video, múltiples personalidades del ámbito artístico, cultural y periodístico de Iberoamérica, entre los que se cuentan la cantautora Julieta Venegas, la intérprete Eugenia León, el escritor Carlos Monsiváis, la periodista Carmen Aristegui y sus amigos Joaquín Sabina y Pedro Almodóvar.

Concierto de Chavela Vargas en 2006, Madrid (España).En diciembre de 2009, en coautoría con María Cortina, se presentó el libro Las verdades de Chavela, que narra a modo de entrevista, los acontecimientos más trascendentes de la vida de Chavela Vargas. En abril de 2010, a los 91 años de edad, presentó su más reciente material discográfico: Por mi culpa. En el incluyó dúos con sus grandes amigos: Eugenia León, Lila Downs, Joaquín Sabina, La Negra Chagra y Mario Ávila.

En octubre de 2010 se presentó, en el marco de la Feria Internacional del Libro de la Ciudad de México, en un concierto junto con la Negra Chagra y logró reunir en el Zócalo de la ciudad a centenares de personas para el relanzamiento de su libro y disco.

En abril de 2012, con 93 años de edad, lanzó su disco-libro Luna grande, donde revivió, a modo de homenaje, relevantes poemas del escritor español Federico García Lorca y repasa algunos de sus mayores éxitos. En julio del mismo año viajó a España para presentar su último disco en un recital en la Residencia de estudiantes de Madrid. El 12 de julio fue hospitalizada en dicha ciudad por un cuadro de fatiga . Se recuperó poco después y emprendió viaje de regreso a México.

El 30 de julio de 2012 fue internada en el hospital Inovamed de la ciudad mexicana de Cuernavaca, con problemas crónicos en corazón, pulmones y riñones, esto tras el viaje a España, no quiso ser entubada ya que ella quería tener una muerte natural, se le preguntó que si se arrepentía de haber hecho ese viaje a lo que respondió:

Yo sabía perfectamente bien cuáles eran los costos (del viaje a España), y claro que valió la pena. Le dije adiós a Federico, les dije adiós a mis amigos y le dije adiós a España. Y ahora vengo a morir a mi país





En sus últimos años vivió con su pareja en su casa en una playa de la península de Nicoya, en el norte costarricense y también en México, donde la adoraban y tenía muchos amigos intelectuales, periodistas y del medio cultural y artístico de la República Mexicana.





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