HA MUERTO EN PAZ DURANTE SU DESCANSO DIARIO, SANTIAGO JOSÉ CARRILLO SOLARES
Santiago Carrillo, una de las figuras claves en el comunismo español desde la Segunda República Española hasta el final de la Transición. Fue secretario general del Partido Comunista de España (PCE) desde 1960 hasta 1982. Combatió en la Guerra Civil Española y fue figura relevante de la oposición al franquismo y de la Transición Española.
Pasa su primera infancia en Asturias hasta que su padre, Wenceslao Carrillo Alonso Forjador, obrero fundidor y militante de Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y la Unión General de Trabajadores (UGT), adquiere en 1924 la condición de dirigente nacional de ambas organizaciones y la familia se ve obligada a trasladarse a Madrid. Se instalan en el barrio obrero de Cuatro Caminos donde vivirán sin abandonar las dificultades económicas, ya que las exiguas asignaciones que las organizaciones obreras destinaban a sus dirigentes difícilmente cubrían las necesidades de una familia con cinco hijos. Su madre fue María Rosalía Solares Martínez.
Santiago Carrillo llega a Madrid con una deficiente formación e ingresa en el Grupo Escolar Cervantes (ubicado en su barrio, Cuatro Caminos) dependiente de la Institución Libre de Enseñanza y dirigido por Ángel Llorca. Santiago Carrillo ha dicho en varias ocasiones que se educó en el mejor colegio de la España de la época. Completada la enseñanza primaria es seleccionado para cursar Bachillerato, pero no pudiendo la familia costear los derechos de examen, abandona los estudios, comenzando a trabajar como aprendiz en una imprenta. Poco después se afilia a las Juventudes Socialistas de España (JJ. SS.) y a la UGT.
En 1930, a los quince años, comienza a colaborar como periodista en El Socialista y el 14 de abril de 1931, proclamada la República, se le encarga la información parlamentaria. Carrillo se codea con los grandes periodistas encargados de la información parlamentaria de los otros periódicos: Víctor de la Serna (Informaciones), Wenceslao Fernández Flórez (ABC), Manuel Azaña (El Sol)...
En su militancia política, encuadrado desde un principio en la minoría revolucionaria del partido socialista (enfrentada a una mayoría reformista), pronto destaca por su capacidad de análisis y facilidad dialéctica. Desde la dirección de Renovación (la revista de las JJ.SS.), a la que accede en 1933, defiende su posición revolucionaria extendiéndola en el seno de las Juventudes.
En 1934, es nombrado secretario de las Juventudes Socialistas. Existen dos corrientes en el PSOE de la época. El grupo dominante en inicio será el de los reformistas, comandados por Besteiro y Prieto. El otro grupo, también numeroso, es el de los revolucionarios, cuyo líder era Largo Caballero (el «Lenin español»). Carrillo empieza a colaborar estrechamente con Largo Caballero. Pronto lograría el aprecio de éste, hasta el punto de llegar a ser considerado su "delfín". Partidario de la unificación de las juventudes obreras, intenta provocar la unidad de acción de las Juventudes Socialistas y Comunistas. Ambas organizaciones convocan manifestaciones y participan en mítines de forma unitaria. También intenta que Izquierda Comunista, organización de carácter trotskista, ingrese en el PSOE. Defiende la entrada del propio PSOE, una vez se haya impuesto el sector revolucionario, en la Internacional Comunista (IC).
Toma parte en el movimiento revolucionario conocido como Revolución de 1934, lo que le lleva a la cárcel hasta que, tras la victoria del Frente Popular en las elecciones del 16 de febrero de 1936, es puesto en libertad. Comparte cárcel con Largo Caballero, su propio padre y otros muchos dirigentes socialistas. Es durante este encierro cuando se distancia de las posturas políticas de Largo Caballero al considerarlas moderadas.
Al salir de la cárcel, los representantes de la Internacional Comunista en España le proponen y organizan un viaje a Moscú con las direcciones de las JJ.SS. y JJ.CC. para negociar su unificación. En Moscú, Santiago Carrillo se vio deslumbrado por la revolución triunfante. Las JJ.SS. y JJ.CC., muy cercanas ideológicamente, alcanzan acuerdos sobre la futura organización resultante, las Juventudes Socialistas Unificadas. La base organizativa sería la Federación de Juventudes Socialistas, que mantendría sus relaciones con el PSOE. Se acuerda la adhesión como “simpatizantes” a la Internacional Juvenil Comunista, se renuncia a cualquier relación con organizaciones trotskistas y se marca como objetivo la unificación de los partidos obreros, bajo la órbita de Moscú.
A su regreso a España, aun con la oposición de Hernández Zarzalejo (presidente de las JJ.SS.) y otros miembros de la dirección, la unificación no tarda en imponerse, y en este proceso experimenta un espectacular crecimiento hasta alcanzar los 200.000 afiliados.
La sublevación militar del 18 de julio sorprende a Santiago Carrillo en París. Regresa inmediatamente a España cruzando la frontera por Irún y, ya en San Sebastián, se incorpora al ejército republicano, participa en el asalto a un hotel ocupado por rebeldes y sale con una columna dirección a Aguilar de Campoo con la intención de avanzar hacia Madrid. Sin conseguir su objetivo, combate varias semanas en los montes de Ubide (cerca de Bilbao), regresa nuevamente a Francia para entrar por la frontera catalana y así regresar a Madrid donde, con el grado de capitán, lucha en el frente de la sierra.
Tras estas primeras semanas de guerra, habiendo sido interrumpido el proceso de unificación de las juventudes comunistas y socialistas, los dirigentes de ambas organizaciones se reagrupan. Se abandona la idea de convocar un congreso y el 20 de septiembre se nombra una ejecutiva formada por siete socialistas y siete comunistas, con Santiago Carrillo a la cabeza como Secretario General. Desde estos primeros momentos, las Juventudes Socialistas Unificadas se muestran especialmente activas estando presentes en todas las unidades y en todos los frentes, numerosos jóvenes se encuadran en sus filas para luchar contra la sublevación.
Fue delegado de Orden Público y miembro de la Junta de Defensa de Madrid. Cuando ocupaba esos cargos, se le responsabilizó de la matanza de Paracuellos (Madrid) de noviembre de 1936, en la que un gran número de militares sublevados presos fueron asesinados cuando eran trasladados a Valencia. Carrillo siempre ha asegurado que fue obra de descontrolados.
"Es una infamia que me imputen lo de Paracuellos, pero es mentira. Yo he explicado esa historia hasta donde yo la conozco. Lo que pasó en Madrid esas primeras semanas no lo conoce nadie porque había una inicitiva popular y miles de ciudadanos con armas en la calle y los bombardeos de la aviación. Yo mismo nunca he llegado a saber qué pasó esos días", asegura.
Desde que terminó la Guerra Civil se responsabilizó de la reorganización del Partido Comunista de España y fue delfín de Dolores Ibárruri La Pasionaria. En el VI Congreso del PCE en 1960, Dolores Ibárruri fue elegida presidenta, y Santiago Carrillo, secretario general.
En 1939 comenzó su exilio en Francia, un exilio que duró 38 años, y que luego le llevó a la Unión Soviética, EE.UU., Argentina, México y Argelia, hasta que regresó de nuevo a Francia y fijó su residencia en París. "El exilio mío fue seis meses en París, seis meses en Moscú, seis meses en Nueva York, un año y pico en Cuba, otro año y pico en México y otro año en Buenos Aires. Y después vuelta a Europa", cuenta. Estando en el exilio, adoptó el apellido Giscard a iniciativa de su segunda mujer.
Desde 1956 apostó por un pacto de todas las fuerzas antifranquistas. Ya en 1974, creó la Junta Democrática con Rafael Calvo Serer.
A partir de 1968, tras sus críticas a la invasión soviética de Checoslovaquia, comienza su distanciamiento de la tutela de la URSS y su acercamiento, junto al líder comunista italiano Enrico Berlinguer, y al francés Georges Marchais, a la línea independiente con respecto a Moscú conocida como eurocomunismo.
Fue delegado de Orden Público y miembro de la Junta de Defensa de Madrid. Cuando ocupaba esos cargos, se le responsabilizó de la matanza de Paracuellos (Madrid) de noviembre de 1936, en la que un gran número de militares sublevados presos fueron asesinados cuando eran trasladados a Valencia. Carrillo siempre ha asegurado que fue obra de descontrolados.
"Es una infamia que me imputen lo de Paracuellos, pero es mentira. Yo he explicado esa historia hasta donde yo la conozco. Lo que pasó en Madrid esas primeras semanas no lo conoce nadie porque había una inicitiva popular y miles de ciudadanos con armas en la calle y los bombardeos de la aviación. Yo mismo nunca he llegado a saber qué pasó esos días", asegura.
Desde que terminó la Guerra Civil se responsabilizó de la reorganización del Partido Comunista de España y fue delfín de Dolores Ibárruri La Pasionaria. En el VI Congreso del PCE en 1960, Dolores Ibárruri fue elegida presidenta, y Santiago Carrillo, secretario general.
En 1939 comenzó su exilio en Francia, un exilio que duró 38 años, y que luego le llevó a la Unión Soviética, EE.UU., Argentina, México y Argelia, hasta que regresó de nuevo a Francia y fijó su residencia en París. "El exilio mío fue seis meses en París, seis meses en Moscú, seis meses en Nueva York, un año y pico en Cuba, otro año y pico en México y otro año en Buenos Aires. Y después vuelta a Europa", cuenta. Estando en el exilio, adoptó el apellido Giscard a iniciativa de su segunda mujer.
Desde 1956 apostó por un pacto de todas las fuerzas antifranquistas. Ya en 1974, creó la Junta Democrática con Rafael Calvo Serer.
A partir de 1968, tras sus críticas a la invasión soviética de Checoslovaquia, comienza su distanciamiento de la tutela de la URSS y su acercamiento, junto al líder comunista italiano Enrico Berlinguer, y al francés Georges Marchais, a la línea independiente con respecto a Moscú conocida como eurocomunismo.
En 1976, tras la muerte de Franco, regresa en secreto a España y es detenido, en una acción provocada por él mismo con objeto de poner al gobierno frente a la tesitura de tener que reconocer la existencia y fuerza del partido, así como los esfuerzos desarrollados en el periodo de clandestinidad en la lucha por las libertades.
Antes de este retorno ya había mantenido conversaciones, a través de terceros, con el gobierno de Adolfo Suárez. Carrillo había ofrecido garantías de moderación de sus militantes, así como la aceptación del régimen monárquico y de la bandera nacional, adelantándose en esto al propio partido socialista. Sus actividades y mentalidad, más abierta y cautelosa que la de muchos miembros del partido, han hecho que haya sido considerado por algunos historiadores como una de las personalidades que posibilitó el éxito de la transición política a la democracia en España.
Será definitivamente con el atentado de la Matanza de Atocha el 24 de enero de 1977, donde mueren tiroteados por un grupo de extrema derecha cuatro abogados afiliados al PCE, cuando muchos estiman que Carrillo consigue el apoyo definitivo de parte de la sociedad española y de Suárez. Un día después se sucede la primera gran manifestación multitudinaria de la izquierda desde la Segunda República, seguida semanas después de decenas de paros y manifestaciones pacíficas, en solidaridad con lo ocurrido y el partido comunista.
Santiago Carrillo y Rafael Alberti en la 1ª fiesta del PCE en la Casa de Campo. 1978.
El 27 de enero, Carrillo se encuentra con Suárez y se compromete a que el PCE renuncie a reivendicar la república, a cambio de la legalización. El 2 de marzo, en una reunión celebrada en Madrid con la asistencia de Marchais y Berlinguer, Carrillo presenta de forma oficial el movimiento eurocomunista. El 9 de abril, el PCE es legalizado por el gobierno de Suárez, lo que provoca no pocas tensiones en su seno y cierto ruido de sables, con la dimisión inmediata del Ministro de Marina. La declaración de Santiago Carrillo tras conocer la noticia fue:
Acabo de conocer la legalización del PCE. La noticia me produce la misma satisfacción que van a sentir millones de trabajadores y demócratas en España. Es un acto que da credibilidad y fortaleza al proceso de marcha hacia la democracia. Ahora lo indispensable es que los demás partidos sean también legalizados y que se llegue a una auténtica libertad sindical. La clase obrera y los trabajadores de la cultura van a poder hablar, por fin, en nuestro país, con su auténtica voz. Yo no creo que el presidente Suárez sea un amigo de los comunistas. Le considero más bien un anticomunista, pero un anticomunista inteligente que ha comprendido que las ideas no se destruyen con represión e ilegalizaciones. Y que está dispuesto a enfrentar a las nuestras, las suyas. Bien, ése es el terreno en el que deben dirimirse las divergencias. Y que el pueblo, con su voto, decida. Para ello hace falta que la legalización de los partidos esté acompañada de auténticas libertades y de un trato no discriminatorio en los medios de comunicación estatales.
Fue elegido diputado en las primeras elecciones democráticas de junio de 1977 tras la legalización del PCE. Como representante comunista participó en los llamados "pactos de Moncloa".
Fue uno los artífices de la Transición española. Aunque de clara militancia republicana, no dudó nunca en mostrar su admiración por el rey con quien mantenía una buena relación. Además, siempre defendó al monarca como motor de la transición y como el que frenó el intento de golpe de Estado del 23-F.
Fue reelegido diputado en las siguientes elecciones de 1979. Vivió el golpe de Estado del 23-F y fue uno de los tres políticos, junto al presidente del Ejecutivo, Adolfo Suárez y el vicepresidente, el general Gutiérrez Mellado, que permaneció en su escaño desobedeciendo las órdenes del coronel Tejero.
Tras la derrota sufrida en las elecciones generales de octubre de 1982, presentó su dimisión como secretario general del PCE. En 1985 se separó del partido y creó uno nuevo, el Partido de los Trabajadores-Unidad Comunista, con el que se presentó a las elecciones de 1986, pero no obtuvo ningún escaño.
Después de negociaciones con el PSOE, firmó el ingreso de los miembros de su partido en las filas socialistas, aunque él decidió quedarse al margen.
En 2005 fue investido Doctor Honoris Causa por la Universidad Autónomade Madrid. En 2008 fue galordonado por la Fundación Sabino Arana por su contribución durante la transición. También ese mismo año se le concedió la Medalla al Mérito al Trabajo.
Fue elegido diputado en las primeras elecciones democráticas de junio de 1977 tras la legalización del PCE. Como representante comunista participó en los llamados "pactos de Moncloa".
Fue uno los artífices de la Transición española. Aunque de clara militancia republicana, no dudó nunca en mostrar su admiración por el rey con quien mantenía una buena relación. Además, siempre defendó al monarca como motor de la transición y como el que frenó el intento de golpe de Estado del 23-F.
Fue reelegido diputado en las siguientes elecciones de 1979. Vivió el golpe de Estado del 23-F y fue uno de los tres políticos, junto al presidente del Ejecutivo, Adolfo Suárez y el vicepresidente, el general Gutiérrez Mellado, que permaneció en su escaño desobedeciendo las órdenes del coronel Tejero.
Tras la derrota sufrida en las elecciones generales de octubre de 1982, presentó su dimisión como secretario general del PCE. En 1985 se separó del partido y creó uno nuevo, el Partido de los Trabajadores-Unidad Comunista, con el que se presentó a las elecciones de 1986, pero no obtuvo ningún escaño.
Después de negociaciones con el PSOE, firmó el ingreso de los miembros de su partido en las filas socialistas, aunque él decidió quedarse al margen.
En 2005 fue investido Doctor Honoris Causa por la Universidad Autónomade Madrid. En 2008 fue galordonado por la Fundación Sabino Arana por su contribución durante la transición. También ese mismo año se le concedió la Medalla al Mérito al Trabajo.
Asimismo ha escrito numerosos libros sobre política entre los que figuran El año de la Constitución (1978), Memorias de la Transición (1983), La crispación en España. De la Guerra Civil a nuestros días (2008) o su último La difícil reconciliación de los españoles (2011).
La capilla ardiente con los restos mortales del ex secretario general del PCE Santiago Carrillo se instalará, en las próximas horas, a petición de la familia en el auditorio Marcelino Camacho de la sede de CCOO de Madrid, han informado a Efe fuentes del sindicato.
El féretro será trasladado desde el domicilio de Carrillo hasta el edificio de CCOO, ubicado en el número 40 de la calle Lope de Vega, cerca del Congreso de los Diputados.
En esta sede de Comisiones Obreras se instaló también en octubre de 2010 la capilla ardiente del histórico ex secretario general de este sindicato Marcelino Camacho.
Minuto de silencio y banderas a media asta en Gijón por Santiago Carrillo
El Ayuntamiento de Gijón ha guardado este mediodía un minuto de silencio, con las banderas de la casa consistorial a media asta, por el fallecimiento del histórico dirigente comunista Santiago Carrillo, hijo predilecto de la ciudad, en un acto en el que participaron más de un centenar de personas.
Al homenaje, que ha tenido lugar este mediodía en la Plaza Mayor de la ciudad, han asistido todos los portavoces de los grupos de la Corporación municipal, además de algunos ediles del Consistorio, y ha terminado con un largo aplauso.
El portavoz del Gobierno local, de Foro Asturias, Rafael Felgueroso, ha trasladado el "respeto" del Ayuntamiento de Gijón a la figura de Santiago Carrillo tras remitir una carta de condolencia a su familia y a los responsables de Izquierda Unida.
Asimismo, ha señalado que se pondrán en contacto con la familia para determinar qué actos conmemorativos se pueden realizar en la ciudad en homenaje a la figura de Carrillo.
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