Ayer unos seguidores del blog, me pidieron que actualizara el comentario que hice sobre la "Piconera", lo hago con gusto, pero os informo que si queréis ver alguna noticia antigua, basta con que hagáis lo siguiente:
En la parte derecha aparece un espacio que dice "archivos del blog", lo abris pinchando con el ratón y aparecen los 12 meses y basta con abrir cualquiera para ver las noticias de ese mes, si llegáis al final le dais a noticias antiguas y sigue retrocediendo en el tiempo, se pueden volver a ver noticias desde que comenzó el blog hace ya varios años.
Toda una sublime belleza liberada de los tópicos.
En los picones encendidos del brasero arden añejas
esperanzas y una honda melancolía en sus ojos almanzores.
Esa Chiquita
Piconera, síntesis de pasión y frialdad, dulzura y desencanto, nostalgia y
presencia, esa adolescente que mueve eternamente las pavesas del brasero, se
convierte en la modelo de los últimos años del artista.
Como dijera Manuel
Marín: Julio Romero de Torres, dejó prendido en aquel cuadro, valiéndose de la
simbología de una mujer cordobesa, una vida que le seguía esperando, cuando la existencia
comenzaba a huir como los ecos de un fandango, los quejidos de una soleá, las
notas místicas de una nana o el dolor religioso de una saeta.
Sentada en una
silla de enea junto a un brasero de cisco picón: todo el erotismo latino del
sur. El hombro desnudo, las piernas abiertas y embutidas en unas brillantes
medias de seda. Sensual belleza de «ojos negros de misterio y el alma llena de
pena».
Con técnica casi fotográfica, el pintor ha penetrado en los
entresijos de su alma antigua que rezuma un sufrimiento infinito, el
sufrimiento de una muchacha que se ve abocada a prostituirse para sobrevivir.
Al fondo toda la negrura del anochecer, presagio del acabamiento definitivo, de
esa vida del maestro que se consumía como las brasas del carbón que ella
intenta avivar con la paleta.
La chiquita piconera, de ojos negros, profundos e
insondables como sus negros pesares, nos mira de forma directa y próxima,
contagiándonos su negrura vital, su eterna tristeza. «Chiquita Piconera con el
brasero se está quemando el alma Julio Romero».
«Con la locura por un amor imposible, Romero de Torres buscaba entre el olor y el dolor cordobés a su chiquita piconera, mientras se quemaba en el brasero de su lienzo y de sus piernas.
«Con la locura por un amor imposible, Romero de Torres buscaba entre el olor y el dolor cordobés a su chiquita piconera, mientras se quemaba en el brasero de su lienzo y de sus piernas.
Soltó las riendas de sus pinceles y enjugó el llanto verde en la Fuente de Potro; limpió su
boca y sus pensamientos y pidió al arcángel en el puente la salvación de su
arte».
En las seguidillas que en 1942 compusieran León, Castejón y
Quiroga, donde se funde el arte con el misterio de la
leyenda y lo real, se cuenta cómo esa niña, apenas hecha mujer, se había
convertido para el pintor en un oscuro objeto de deseo, en esa obsesión que
embarga a los hombres maduros.
Enfermo y sin fuerzas y aún la deseaba:
« ¡Ay, Chiquita piconera,
mi piconera chiquita!
Esta carita de cera
a mí el sentido me quita.
Te voy pintando, pintando
al ladito del brasero
y a la vez me voy quemando
de lo mucho que te quiero.
¡Válgame San Rafael,
tener el agua tan cerca
y no poderla beber!»
Chiquita Piconera, el cuadro más universal del artista
cordobés, fue el último que pintara, ya en el dormitorio, cuando la vida se le
escapaba. Terminado en febrero de 1930, tres meses antes de su muerte, es su
testamento.
Y la niña de los ojos negros, profundos como la noche, de
piel de bronce y pelo endrino, reminiscencia de la escuela sevillana barroca.
Esa mujer morena que cantara la
España pobre de la posguerra, la de las eternas pavesas del
brasero, se quedó huérfana un 10 de mayo de 1930, el día que falleció en
Córdoba, Julio Romero de Torres.
Por sus angostas calles morunas, se oye el eco
eterno de una eterna canción fundido con un vago rumor de río y de campanas:
«Cordobesa, cordobesa,
quítate ese traje negro
y mata en flor tu tristeza,
que vive Julio Romero.
Que duerme, que está durmiendo,
no llores que lo despiertas.
Y está velando su sueño
su chiquita piconera».
Su pintura, enraizada en la poética andaluza y en el tópico
folclorista, provocó en su momento el rechazo del mundo academicista, que
calificaba a su obra de un sensualismo exacerbado.
Museo de Julio Romero de Torres
Pero Julio Romero de Torres
pintó mucho más que a la mujer morena, esa de los cantares morunos y las manos
de bronce.
La Carbonería Casa Ángel de Córdoba, caldeo los hogares de miles de cordobeses y su logotipo fue la Chiquita Piconera durante mas de 50 años.
su imagen nos acompaño en nuestros bolsillos en muchos momentos
Línea Norte-Sur
1| 61.32 | 0|NUALA -GOMEZ FERRER Monica
2| 60.86 | 0|PASTOR Rosa -VILA Yolanda
3| 58.70 | 0|ADIEGO Mª teresa -ESPUIG Alberto
4| 56.66 | 0|MIRO Paquita -TELLOLS Carmen
5| 55.07 | 0|AQUILINO Ana maria -GARCIA Rosa alicia
6| 53.64 | 0|SEVILLA Teresa -HERNANDEZ J.l
7| 52.27 | 0|VICENTE Mati -MIRO Pilar
8| 50.64 | 0|SANZ, Amparo -RODRIGUEZ-FLORES Maj
9| 42.00 | 0|RODRIGUEZ Manolita -BAYO Conchin
10| 38.98 | 0|DEL RIO Mercedes -RODRIGUEZ Jose luis
11| 35.48 | 0|NAVARRO Carmela -GOSALBEZ Angelines
12| 33.93 | 0|GARCIA Salvador -DOMINGO Carmen
Línea Este-Oeste
1| 57.66 | 0|GIL GARCIA Olga -FITO Ana
2| 54.55 | 0|ZAMORANO Rosi -MORALES Elvira
3| 53.91 | 0|ORDIÑAGA Charo -OLMOS Maria
4| 53.61 | 0|SAMANIEGO Tete -DONAT Julia
5| 52.20 | 0|ALBI Rafael -GEORGIEV Georgi
6| 50.73 | 0|DE VILLA Concha -MARZAL Mª carmen
7| 49.55 | 0|MURCIA Paca -PRAT Pilar
8| 49.36 | 0|ESTELLES Loli -BELLOT Maribel
9| 47.89 | 0|SORIANO DOMINGUEZ Am-MARTINEZ GANDIA, Man
10| 45.95 | 0|HURTADO Cesar -HURTADO Nora
11| 45.16 | 0|DAVALOS Amparo -SOLER Lolita
12| 39.89 | 0|PARDO Lola -BARBERO Isabe
No hay comentarios:
Publicar un comentario